sábado, 14 de abril de 2012

EL EMPLEO DE LOS JÓVENES ANTE LA CRISIS


Los jóvenes de ambos sexos se han visto afectados de manera desproporcionada por la crisis mundial que estalló en otoño de 2008. Efectivamente, el desempleo juvenil aumentó considerablemente tras el estallido de la crisis, y la creación de empleo en aquellos países en los que se está produciendo una recuperación es demasiado débil para frenar el aumento del desempleo entre los trabajadores relativamente inexperimentados, como los jóvenes que acaban de terminar sus estudios.
Estas tendencias han agravado los desafíos ya existentes. Antes de que estallara la crisis, el desempleo juvenil era mucho mayor que el desempleo entre los adultos, y muchos jóvenes instruidos que sí tenían un empleo, sobre todo las mujeres jóvenes, desempeñaban trabajos relativamente poco calificados o informales, lo cual provocaba una pérdida importante de recursos humanos, así como una considerable frustración entre los jóvenes y sus familias. Como las perspectivas de empleo siguen sin ser muy buenas, muchas personas jóvenes pueden no ver el interés de continuar con sus estudios o de seguir formándose, lo que tendría unas consecuencias socioeconómicas negativas. A ello se añade la falta de oportunidades de trabajo decente en los países en desarrollo, que ha provocado una importante emigración de numerosos jóvenes calificados.
En vista de la gravedad de la situación preocupa que, a menos que se tomen medidas urgentes, la situación de los jóvenes se vuelva insostenible, lo que constituye una amenaza para la cohesión social. Además, las personas jóvenes son un recurso valioso para la economía, las empresas y la sociedad. Este es el motivo por el cual la promoción de más y mejores empleos para los jóvenes es una de las dimensiones fundamentales del Pacto Mundial para el Empleo.







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